miércoles, 31 de diciembre de 2014

Navidad, ¿Religión o Consumo?


En Navidad se conmemora el nacimiento de un personaje histórico  que nació hace más de dos milenios. Y con él el mensaje de paz, amor… que repetimos durante estas fechas como un mantra. Estamos hablando de Jesús de Nazaret.
            Para algunos el significado de la Navidad será el nacimiento de Dios, para otros la llegada de un nuevo profeta, y para los menos creyentes solamente la de un filosofo que transmitía un mensaje de buen rollito.
            Poco a poco con el paso de los años y los avances en la tecnología se ha formado una corteza de consumismo y materialismo alrededor de la Navidad, que ha ido engordando con la gran diversidad de objetos y regalos que podemos obtener de cualquier parte del mundo a través de Internet. En la actualidad es tan espesa que la gente se ha olvidado del verdadero mensaje de la Navidad y, por lo tanto de transmitírselo a las nuevas generaciones, ya que por si solas no pueden escavar entre tal cantidad de anuncios tan aparentes y atractivos que los inducen al materialismo y egoísmo.
            Hemos llegado a un punto en el que muchos de los niños de ahora creen que el día 25 de diciembre es cuando viene Papa Noel a traerles regalos, cuantos más mejor, y no saben que es el día que nació Jesús, y además en sus casas no se les explica, ya que muchos padres no quieren que sus hijos tengan relación alguna con la religión.
            Muchos dirán que al no ser creyentes no tienen porque transmitir el mensaje de la navidad, pero entonces, qué celebramos, consumir, consumir y mas consumir ya que estamos en un capitalismo puro y duro, y así en estas fechas nos alejamos completamente del mensaje de la navidad, que como hemos dicho antes, tanto repetimos. Quizás, sería mejor volver poco a poco a descubrir y poner en práctica los mensajes menos superficiales de estas fechas; pero por lo visto solo unos pocos están dispuestos a hacerlos, los demás nos dejamos atrapar por las luces, la buena mesa y la diversión.
            Por lo tanto, no nos podremos quejar cuando terminen estas fechas de que el mundo cada vez está peor, de que la juventud es “así”, si somos incapaces de, por lo menos en una semana comportarnos como hermanos con amor. O quizás, es que el hombre no es capaz de sentir ese amor hacia los demás y nunca conseguiremos un mundo en paz, y la Navidad es solamente otro carnaval.